Me
decías que éramos distintas,
y
yo decía: -Menos mal, ¿no?
Tú
siempre calma cuando yo estaba agitada,
y
viceversa.
Tú
siempre impulsiva cuando yo era demasiado reflexiva,
y
viceversa.
Tú
conocías el calor de una cena en el sofá,
y
yo la agradable conversación de una cena fuera.
Fui
introducida a nuevas literaturas,
y
tú a nuevas artes literarias.
Me
enseñaste un mundo fantástico
más
allá de la realidad,
y
yo te expliqué este mundo
y
como soñar con uno mejor.
Yo
te llevaba a sitios
y
tú me llevabas de paseo,
pero
tú encaminabas tu vida a lugares
y
yo simplemente la dejaba fluir.
Me
decías que éramos distintas,
y
yo no podría haber pedido nada mejor.