Ya puede el Universo ponerse contra mi,
mientras no me prives de tenerte a mi lado.
Tú, que del calor que emanas,
creas vida que corretea bajo mi piel,
que del arado de tus uñas,
creas escalofríos como palmeras.
Tú que me llevas de viaje por tus ojos,
y me das mil vueltas por ellos,
hasta que me acabo mareando,
y vomito las molestas mariposas de mis entrañas.
Tú y tus pequeños gemidos, casi imperceptibles,
que son voz de alarma para que mis músculos se tensen,
tú y tu plan de asfixia hacia mi,
llenando mis pulmones de tu aire pobre de oxígeno.
Tú y tus fuertes dedos,
carnívoras serpientes que ansían arrancarme carne,
mientras me clavan su veneno alucinógeno,
que reaccionan en el interior de mis ojos haciendo saltar chispas.
Tú y tus excelentes curvas,
muescas de un bello árbol tumbado,
y tus perfectos pechos colgantes,
frutos de un desenfrenado erotismo.
Ya puede el Universo ponerse contra mi,
mientras no me prives de tenerte a mi lado.
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