Entre tanta podredumbre,
y tanta desolación,
el mundo huele a vida,
el mundo huele a revolución.
Yo no asistí al juicio,
yo no acepto la sanción,
que me hace pagar por otros,
que me condena a la extorsión.
No marca mi vida,
el ruido de su tambor,
voy a contratiempo, sincopada o acelerada,
me marca el ritmo el corazón.
Aceptas la lucha,
por algo que siempre nos perteneció?
Por algo por lo que lucharon mis antepasados,
la libertad que a mis hijos les quiero dejar yo.
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